La Planeación de la Enseñanza, el Ejercicio y la Investigación en la Psicología Basada en un Nuevo Paradigma derivado del Principio de Pluralidad
Arturo Silva Rodríguez
FES-Iztacala, UNAM
Jefatura de la Carrera de Psicología, a 15 de Julio del 2002
La pertinencia y la eficiencia actual de los planes de estudio en psicología tiene que ver con los contenidos curriculares y con los programas de estudios que son ofrecidos por las instituciones de educación superior. Lamentablemente, la mayoría de esas instituciones se han dedicado a analizar la demanda, así como la oferta educativa, con el único propósito de diseñar políticas que les permitan responder a las exigencias que dicta el mercado en cuanto a la formación de profesionales de la psicología, olvidándose de diseñar planes de estudio que respondan a los nuevos retos de una sociedad cada vez más globalizada, que demanda a los profesionistas una constante actualización y una educación durante toda la vida. Esta situación ha ocasionado que se le preste poca atención a la identificación de los diversos problemas que surgen en la articulación de la formación profesional del psicólogo y el mundo de trabajo, como son la insuficiente consideración de las tendencias de los mercados de trabajo regionales y la distancia entre el proceso formativo y las prácticas laborales, acentuada por la vertiginosa rapidez de los cambios científicos y tecnológicos. Lo anterior, de acuerdo con la Asociación de Universidades e Institutos de Enseñanza Superior (ANUIES,1999), ha constituido una limitante para la incorporación fluida de los egresados al mercado laboral. Asimismo, la carencia de estudios sobre el desempeño de los egresados en el campo profesional impide una eficaz retroalimentación a la planeación académica que facilite la actualización y el diseño de planes y programas de estudio adecuados a las nuevas exigencias sociales.
Como parte del contexto nacional de la educación superior, los planes de estudio actuales relacionados con la psicología no escapan a la situación descrita por la ANUIES, ya que la mayoría de ellos no han adecuado su estructura curricular a las nuevas exigencias sociales. Es indiscutible que conforme se avanza hacia nuevas formas de tecnología y de conocimientos científicos, se hace más necesario que se den cambios profundos en la enseñanza de la psicología en México, que rompan con los amarres que la han tenido anclada a conceptos y formas de instrucción que tienen su origen en tendencias pedagógicas muy en boga allá por la década de los setentas, en donde la visión de una psicología científica unificada tenía su máximo esplendor.
Ahora el campo de la psicología se ha convertido en un polifacético mosaico de visiones teóricas, metodológicas y aplicadas que le brinda la posibilidad de adquirir múltiples rostros. La idea de que la psicología es un ciencia unificada en donde las teorías tienen una base empírica neutral que se desprende de una realidad inmutable que permite contrastarlas y evaluar su validez -con total acuerdo-, a partir de la confrontación de hipótesis, ha dado paso a la idea de que la realidad, no solamente sufre metamorfosis, sino que está impregnada de una fuerte carga simbólica que únicamente puede ser reconstruida recurriendo a algún tipo de interpretación.
Con esta situación, al problema clásico de cuáles deberían ser los procesos que caen en la esfera de influencia de la psicología, se ha añadido otro relacionado con el problema de los modos de ser específico de los procesos psicológicos. Estos modos han derivado en dos formas -que no son susceptibles de reducirse una a la otra-, a las que puede recurrir la psicología para generar conocimiento científico. Una de estas formas de conocimiento consiste en la posibilidad que tiene la psicología de explicar la realidad, para lo cual recurre a la construcción de hipótesis que hacen referencia a algo que es lejano y externo al sujeto, mientras que la otra forma de conocimiento es la que se propone comprender la realidad, en la que no se requiere elaborar hipótesis debido a que su interés se centra en la realidad más cercana al sujeto como son sus propias vivencias y los propios actos humanos.
La piedra angular de ese paradigma de la enseñanza de la psicología unificada era una racionalidad que se fundamentaba en la psicología experimental como el punto focal a partir del cual se irradiaba hacia todas las áreas de ejercicio profesional y de investigación. La racionalidad presente en el nuevo paradigma de la enseñanza, el ejercicio y la investigación en psicología tiene que ver con el carácter filosófico y sociológico del principio de pluralidad. De acuerdo con esto, la finalidad del presente trabajo es mostrar la manera en que se puede diseñar la enseñanza de la psicología tomando como eje rector un paradigma basado en la pluralidad. También, se pretende fincar las bases de un nuevo pensar sobre la forma de planificar la enseñanza, el ejercicio y la investigación en psicología y que se abandone el viejo paradigma de diseñar planes de estudio monoteóricos y se inaugure una etapa en donde florezca, en la planeación educativa en psicología, un pensamiento de integración de los conocimientos de la disciplina en la pluralidad, para que a partir de esta nueva tendencia se establezca en la comunidad de psicología, a la manera de los paradigmas de Kuhn (1992), una serie de procedimientos e ideas que sienten las bases de los supuestos y la forma de diseñar la enseñanza de la psicología en el nuevo paradigma. Para llevar a cabo lo anterior se presentará en primer lugar, la pluralidad como punto de partida en la construcción de planes de estudio; posteriormente, se abordarán las dificultades que se encuentran cuando se diseñan planes de estudio que se sustentan en un sólo enfoque teórico; a continuación se analiza la manera en que puede usarse el paradigma centrado en la pluralidad para superar las dificultades cuando se diseñan planes de estudio basados en una sola aproximación teórica; enseguida, se presentarán las direcciones a seguir en la construcción de un plan de estudios plural; finalmente, se presenta la nueva racionalidad aplicable al diseño de planes de estudio centrados en la pluralidad.
La Pluralidad como Punto de Partida en la Construcción del Nuevo Plan de Estudios
La forma y la sustancia de la enseñanza, el ejercicio y la investigación en psicología en el nuevo paradigma establece la necesidad de que los planes de estudios se cimienten en el principio ontológico de la pluralidad. Con la adopción de este principio la enseñanza de la psicología adquiere como todo proceso dialéctico su máxima fortaleza, pero también su debilidad y al igual que la ley de los contradictorios de Lefebvre (1986), se presenta en su naturaleza plural la coexistencia de elementos que lo fortalecen y al mismo tiempo aspectos que lo debilitan, dando como resultado un movimiento de contradicciones que robustece el proceso educativo a partir del cual se desea formar a los alumnos.
El carácter filosófico del pluralismo que se cultive en el nuevo paradigma a partir del cual sea posible diseñar planes de estudios dirigidos a la enseñanza, la investigación y el ejercicio de la psicología debe alejarse de la tentación de querer abrazar a todo el mundo en el propio yo, y adherirse a la idea metafísica de que el pluralismo es una doctrina que admite una diversidad de sustancias en el mundo, en el cual la unidad no es la implicación universal o la integración absoluta, a la manera de un eclecticismo, sino la continuidad, la contigüidad y la concatenación que intervienen en todas las formas de la realidad. Estos principios se remonta a la primera mitad del Siglo XVIII a través de las ideas de Hume (1992), acerca de que únicamente por medio de la experiencia es posible inferir la existencia de un objeto partiendo de la del otro, ya que frecuentemente se tiene evidencia de la existencia de una especie de objetos, así como también de individuos de otra especie, cuando éstos siempre se han visto acompañados en orden regular de contigüidad y sucesión con respecto a otros objetos.
En la actualidad se ha superado la idea de que la continuidad, la contigüidad y la concatenación sólo pueden ser inferidas a partir de la experiencia sensible y se ha dado paso a la idea de que estas dimensiones trascienden la experiencia sensible debido a que las diferentes formas de realidad se manifiestan en un continuo en donde sus límites se tocan en espacio y tiempo, es decir existe también contigüidad entre ellas, y no solamente eso, sino que como resultado de esa continuidad y contigüidad se origina una concatenación que origina la unidad. Bajo este aspecto filosófico de la pluralidad se puede decir que se habla de continuidad entre dos formas de la realidad cada vez que es posible reconocer entre ellas una relación cualquiera. Por lo tanto, relaciones de causalidad o de condicionalidad, de contigüidad o de semejanza, pueden tomarse como signos, pruebas o manifestaciones de la pluralidad entre distintas visiones de interpretar la realidad; como, por otro lado, pueden tomarse como tales también relaciones de oposición, de contradicción, de contraste o de lucha, desde el momento en que tampoco tales formas de relación implican un corte o una negación neta entre las cosas que oponen.
En resumen se podría decir, que las suposiciones metateóricas que brinda el soporte filosófico en el que se sustenta el nuevo paradigma reconoce la posibilidad de que un mismo proceso psicológico pueda ser resuelto de maneras distintas o que existen diferentes formas de interpretar una misma realidad. Es un hecho que actualmente en el campo de la psicología existe un desarrollo muy diversificado de teorías y estrategias metodológicas.
En su interpretación sociológica el pluralismo también brinda sustento al nuevo paradigma de la enseñanza, la investigación y el ejercicio de la psicología, puesto que actualmente la disciplina está conformada por una gama muy amplia de grupos académicos y científicos que se aglutinan alrededor de una determinada visión que impacta de manera significativa la formación de nuevos cuadros de psicólogos. Por tal razón, los nuevos planes de estudios en psicología se convierten en una empresa en la que los esfuerzos deben de encaminarse a organizar la pluralidad académica, con el propósito de asegurar el respeto de la diversidad de tendencias teóricas y a los aspectos diferenciales que se muestran en los círculos científicos propios de la disciplina. Con esto se pretende tomar en cuenta a los elementos integrantes de la comunidad de psicología y que sean interpretados por todos como elementos que pueden favorecer un mejor desarrollo cualitativo y cuantitativo de la disciplina, así como que cada tendencia individual en la que se aglutinan los grupos encuentren una línea de engarce y participen en el cuadro global de tareas que conforman el plan de estudios de licenciatura en psicología.
Al diseñar un plan de estudios cuya piedra angular sea el pluralismo tanto filosófico como sociológico se evita caer en sectarismos que conduce a defender con fanatismo e intolerancia un conjunto de ideas que emanan de una sola fuente de autoridad, personificada en una sola aproximación teórica, que según sus seguidores, es la única teoría que tiene las respuestas a cualquier problema o proceso psicológico. Además de la anterior fortaleza, inclinarse por seguir los dictados de la pluralidad trae consigo el valor agregado de construir un currículum que forme alumnos que adquieran un panorama amplio del campo de la psicología y que sean ellos mismos los que tomen la decisión de cuál será la parcela del campo en la que construirán las bases de su ejercicio profesional, y no que rijan su compromiso científico y social con una visión de túnel que les restringiría la comprensión de la gran diversidad en que se manifiesta la realidad.
La perspectiva metateórica que sirve como plataforma para diseñar un plan de estudios forma la base para los enfoques de propósito y contenido de la organización, instrumentación y evaluación del currículo, ya que alrededor de sus principios es posible elaborar un punto de vista coherente de la manera en que se pueden formar a los alumnos. La decisión de tomar el principio ontológico de pluralidad como el faro que guíe todas las acciones y actividades académicas del nuevo paradigma de la enseñanza, el ejercicio y la investigación en psicología responde por un lado, a la convicción de que es mejor brindar una formación a los futuros psicólogos que les permita adquirir una visión de gran alcance sobre la manera en que los procesos psicológicos son estudiados por diversas visiones de enfocar la realidad; y por otro lado, tomar distancia del peligro que se corre de caer en fanatismos ortodoxos por parte los académicos y de los alumnos cuando se está inmerso en un proceso educativo que se sustenta en marcos teóricos únicos.
Dificultades que se Presentan en los Planes de Estudios que se basan en un sólo Enfoque Teórico
Tarde o temprano se le presentan dificultades insalvables a los planes de estudio diseñados bajo los postulados que dicta un solo enfoque teórico [1]. Una de estas dificultades es el fracaso del alcance debido a que por más que se tenga la voluntad de diseñar un plan de estudios versátil siempre será un esfuerzo que esté cimentado en la preocupación sólo por la persona -como sucede con el humanismo-; únicamente por los grupos o las estructuras sociales -como el enfoque de la psicología social-; por la subjetividad - conforme lo hace el psicoanálisis-; por la conducta manifiesta -a la manera en que lo enfoca el conductismo radical-; etcétera.
La maldición de la abstracción es otra de las dificultades que se le presentan a los planes de estudio que se fundamentan en un sólo enfoque teórico. La influencia de la abstracción sobre la formación de los alumnos tiene efectos en la manera en que el enfoque teórico aísla los procesos psicológicos elegidos de los otros con los cuales se haya relacionado, así como la forma en que decide cuál es el aspecto específico que permite aislar los proceso psicológicos. Estos dos sentidos que toma la abstracción es la que precisamente debilita a los planes de estudios que se fundamentan en una orientación teórica, puesto que aún siendo la mejor aproximación para explicar algunos procesos psicológicos, por definición ignorará algunos aspectos y facetas de dichos procesos.
La naturaleza de una teoría es ser una condición hipotética ideal en la cual tienen pleno cumplimiento normas y reglas que explican ciertos procesos, a través de sistemas o leyes que se relacionan, estructuran o explican mediante un procedimiento deductivo o inductivo. Se presume que estos procesos están gobernados por leyes teóricas características, o por principios teóricos, por medio de los cuales la teoría explica entonces las uniformidades que han sido descubiertas con anterioridad y normalmente predice también nuevas regularidades de tipo similar (Hempel, 1984, p. 7). Entendida de esta manera, la teoría supone una realidad dada o producida previamente. Este concepto de teoría a pesar de ser el más ampliamente usado en los diferente círculos científicos, no cubre adecuadamente todos las dimensiones en las que se producen los procesos psicológicos. Por ejemplo, la psicología también se interesa por procesos y relaciones que al momento de estudiarlos aún no se han manifestado en su especificidad o en su realidad concreta.
Con esto, el espectro de las teorías en psicología se ensancha abarcando no solamente la reproducción o la explicación de lo dado o lo ya producido, sino también aquellas situaciones en que la teoría establece los elementos ideales de una práctica inexistente en su especificidad. En este sentido, las teorías en psicología se encaminan a construir esquemas ideales anticipados de una práctica futura e inexistente que se encuentra en estado embrionario. Así pues, las teorías adquieren un rango de acción más amplio que abarca desde la relación, estructuración y explicación de la realidad hasta la elaboración de principios de cómo podría comportarse la realidad de los procesos psicológica en el futuro de aquellos que ya están presente y aún de los que no han aparecido. Esta último esfera se van desarrollando las teorías psicológicas no es el producto del pensamiento que se engendra a si mismo, por si mismo y en sí mismo, como si se estuviera moviendo dentro de un plano idealista, sino que representa un plano constituido por un conjunto de prácticas y conocimientos determinados históricamente.
En conclusión por su naturaleza selectiva y abstracta, las teorías hacen que los planes de estudio también lo sean, imponiendo a la enseñanza, el ejercicio y la investigación en psicología los postulados que sustenta acerca de la forma en que se representa, se reproduce y se explica la realidad. De esta manera, la teoría le impone a un plan de estudios su visión particular de realidad, tanto en lo que deberían ser como en lo que se convertirán los procesos psicológicos.
En cuanto a la forma y el contenido de una teoría, o como la llamaría Bunge (1989), la estructura lógica y la estructura de interpretación cubren y formulan las regularidades entre las cosas y eventos que ésta contiene. El procedimiento consiste en abstraer un caso general o ideal, dejando detrás las deformidades y particularidades que caracterizan cada instancia concreta de los hechos incluidos. Este acto de abstracción se contrapone con las exigencias del currículo, puesto que de acuerdo a su naturaleza formativa y educativa, éste debe contener no las representaciones abstractas o ideales, sino las cosas reales, en toda su unidad y con todas sus diferencias de todos los demás casos concretos que pasan a formar parte de un cuerpo grande de hechos relacionados ante los cuales la abstracción teórica es incapaz de responder.
Finalmente, un inconveniente más para diseñar un plan de estudios bajo el cobijo de un solo marco teórico es la aparición del fanatismo y radicalismo, debido a que es innegable y a la vez inevitable que en todas las ciencias sociales y del comportamiento existen comunidad académicas en la que cada una de ellas se adhiere a ciertos principios teóricos que las hace diferente unas de otras, y como consecuencia de esto, seleccionan una pequeña fracción de procesos psicológicos que pueden tratar. Las teorías que surgen de esos círculos científicos están incompletas en la medida de que cada una de ellas se adhiere a diferentes aspectos de la psicología y los trata de manera diferente. Es decir, existen bastantes razones para suponer que cualquiera de las teorías es una representación incompleta de la diversa realidad en que se manifiestan los procesos psicológicos. En este sentido, las teorías no son ni nunca serán adecuadas por sí mismas para decir qué hacer con los seres humanos reales o cómo hacerlo. Por tal motivo, lo más prudente en este mar de inseguridad en la que existen formas diversas de explicar un mismo proceso psicológico y que muy frecuentemente son contradictorias entre ellas mismas, es cultivar un enfoque plural de naturaleza filosófico complementado por conocimientos de otra clase derivados de otra fuente de saberes.
El Paradigma centrado en la Pluralidad como una Alternativa para Superar las Dificultades
Una alternativa de superar las deficiencias anteriormente señaladas relacionadas con la limitación de diseñar un plan de estudios de psicología alrededor de un marco teórico, consiste en recurrir a un enfoque plural de la planeación curricular, en donde se conjugue tanto el sentido filosófico como el sociológico de la pluralidad. Inclinarse por esta opción es una decisión adecuada, ya que por centrarse cada teoría en ciertas características de un proceso psicológico permite diseñar planes de estudio holísticamente, en los que se incluyan diferentes formas de interpretar los fenómenos propios de la psicología. Por ejemplo, la teoría de Piaget ayuda a entender el desarrollo cognoscitivo individual, mientras que la psicología social ayuda a entender la forma como los niños de diversos orígenes se relaciona entre sí y frente a una figura autoritaria como sería el maestro.
Una planeación curricular que se base en la enseñanza, el ejercicio y la investigación en psicología a partir de la pluralidad tiene la ventaja de establecer en los alumnos una actitud crítica en la que no solamente tengan las habilidades para utilizar una determinada teoría para analizar los procesos psicológicos, sino que también sean capaces de distinguir cuáles aspectos de los procesos oscurecen u opacan cada teoría. Además, al formar alumnos en la pluralidad se evita que éstos adquieran una visión de túnel y que no puedan ver más allá de su propia sombra.
Partir de la pluralidad para diseñar planes de estudio en psicología no solamente se dirige a formar alumnos en la pluralidad, sino que se pretende dejar detrás la idea tradicional de que el tema de estudio de la psicología, visto desde la perspectiva de un enfoque teórico único, no plantea ningún problema, puesto que es absoluto, abarcador y estático. En este sentido, con la adopción de la pluralidad como eje rector de los planes de estudio, se reconoce que el campo de la psicología es todo, menos una disciplina unificada, constante y estática. Actualmente, la idea tradicional de que la psicología es una ciencia interesada exclusivamente en la percepción, el aprendizaje, la motivación, y que el método experimental es el único a través del cual se puede generar conocimiento científico, se ha quedado atrás y ha sido sustituida, por lo que agudamente Miller (1992, p. 40) denomina, un zoológico intelectual en donde conviven una gran cantidad de especies, en la que una parte de ellas son claramente científicas, en el sentido más clásico del término y otra manifiestamente no lo son.
La anterior distinción proporciona la ocasión para diferenciar dos polos en el círculo intelectual de la psicología que corresponden a lo que Boring llamó, según refiere Miller (1992), al trópico biológico y al trópico sociológico; el primero interesado en analizar los elementos micro de los procesos psicológicos y el otro interesado en integrar los sistemas sociales, antropológicos y culturales en los procesos psicológicos. Estos dos polos o zonas intelectuales han escrito el proceso histórico que ha seguido el desarrollo de la psicología, ya que a lo largo de su existencia han creado una situación de tensión que persistentemente ha frustrado cualquier esfuerzo por establecer a la psicología como una disciplina unificada (Miller, 1992, p. 41).
La relación entre estos dos polos ha estado regulada por la dirección que han tomado los vientos de cambio, puesto que cuando algún avance ocurre en el trópico biológico, éste acapara toda la atención de la comunidad científica y es interpretado como una prueba irrefutable de lo trivial e irrelevante de la empresa científica llevada a cabo en el trópico sociológico. Igualmente, al momento que sucede un avance en el polo sociológico, los intelectuales que conforman la zona interesada en el análisis biológico micro de los procesos psicológicos, se resisten a aceptar este avance y a lo más que se atreven a aceptar es que dicho suceso es únicamente una descripción del proceso psicológico involucrado, más no una explicación del mismo. Este dilema hasta el momento no se ha podido resolver, a pesar de los múltiples esfuerzos que se han hecho a lo largo de la historia, y por el momento se presenta como una encrucijada inevitable e irremediable.
Dado ese estado de cosas es muy aventurado y podría decirse ingenuo, diseñar planes de estudio de psicología que siga los dictados de un marco teórico único, y que aún así, se pretenda forma profesionales competentes para insertarse en un campo laboral cada vez más competitivo y en un mundo globalizado. La decisión más sensata es partir de la suposición de que el tema de estudio alrededor del cual girará la formación del psicólogo, evoluciona día con día, y que no solamente eso, sino que es tentativo y sigue los principios de la dialéctica, entendida como la forma en que se desarrolla la realidad y el conocimiento mismo, o más filosóficamente, en palabras de Hegel (1993), el devenir expresado en el desarrollo mismo del pensamiento de la humanidad.
La elección de seguir los dictados del principio ontológico del pluralismo se fortalece aún más, cuando se observa que no obstante perseguir y alcanzar la misma meta pedagógica en el aprendiz, los medios que se tomen para alcanzar dicha meta dependerán del marco teórico que se adopte. Por ejemplo, tanto en la perspectiva conductual como en la constructivista el énfasis se pone en el aprendizaje; sin embargo, la primera considera al aprendizaje como cambios declarados en los comportamientos de los individuos, mientras que la segunda, lo considera como procesos internos de asimilación, acomodación y de solución de problemas, en el que opera un proceso de interpretación de la información que se le presenta al individuo y le permite crear una representación de la realidad que le sirve para actuar sobre ella.
Direcciones a Seguir en la Construcción de un Plan de Estudios Plural
Ahora bien una vez declaradas las ventajas de diseñar la enseñanza, el ejercicio y la investigación en psicología sustentada en la pluralidad, la pregunta siguiente a contestar es: ¿Cuál es el camino a seguir para construir un plan de estudios plural que forme a los futuros psicólogos? La respuesta que brota espontáneamente es organizarlo con base en los marcos teóricos metodológicos de mayor tradición e impacto en la psicología, y una vez dado el primer paso, aprovechar el impulso para establecer los criterios de inclusión de las tradiciones, que tome en cuenta, como lo sugieren Mares y Tena (1995, p. 75), la existencia de una tradición académica sólida en donde se incluya una fundamentación filosófica, un lenguaje propio, un marco conceptual desarrollado y un desarrollo tecnológico.
Sin embargo, lo anterior no deja de ser una paso apresurado, ya que construir un plan de estudios alrededor de las principales tradiciones psicológicas corre el peligro de convertir a los alumnos y a los académicos en adoradores de culto, que estarían inmersos dentro de una parcela de los polos intelectuales descritos anteriormente, ya que cada teoría proporciona sólo una perspectiva común de los procesos psicológicos. Por ejemplo, un niño es más que un sujeto que se desarrolla en términos cognoscitivos. Un niño es también un ser emocionalmente frágil, una persona que está creciendo, un miembro de un grupo paritario, un miembro de una familia y un ser humano que tiene múltiples capacidades que pueden ir madurando hasta insertarlo profesionalmente en un ambiente laboral.
Un inconveniente más de diseñar la enseñanza, el ejercicio y la investigación en psicología en función de marcos teóricos o tradiciones teórica-metodológicas es seguir supeditando los procesos formativos a los conocimientos abstractos de la disciplina y perder de vista las competencias que se deben formar en los alumnos para un ejercicio profesional adecuado. Con esta posición se continúa perpetuando la postura egocéntrica que se mantiene en la mayoría de los planes de estudio de psicología, en donde el foco de atención se centra en que los alumnos reproduzcan las disputas entre las corrientes teóricas y que una vez que conocen el escenario de la batalla decidan a qué bando se integrarán, ya que la opciones curriculares que se le ofrecen al alumno no son áreas de formación profesional o de desarrollo de la disciplina, sino opciones teórico metodológicas que por su naturaleza, como se vio anteriormente, invitan siempre a la confrontación y a la controversia.
Además como se observa en la figura 1, en esta manera de diseñar la enseñanza, el ejercicio y la investigación en psicología, la ruptura epistemológica parte del supuesto de la existencia de un antagonismo irreconciliable entre los distintos enfoque a los que se puede recurrir para analizar la realidad de los procesos psicológicos. Como resultado de esa suposición este tipo de orientación se aleja del principio filosófico de la pluralidad, puesto que niega la posibilidad de que en un momento dado o en un espacio determinado pueda florecer la continuidad, la contigüidad y la concatenación entre las diversas formas en que los diferentes enfoques psicológicos interpretan la realidad. Para esta visión, según los principios en que se sustenta, ni siquiera en sus limites es posible que los marcos teóricos metodológicos se toquen en espacio y tiempo. Aún más, se tiene la firme convicción que ningún elemento de relación existe entre ellos, para alimentar la falsa expectativa de que en algún momento del devenir de los procesos psicológicos se crucen al menos las miradas y se manifieste el punto de coincidencia en donde las contemplaciones de la realidad, de las distintas tradiciones teóricas metodológicas se encontraron.
Estas formas de diseñar la enseñanza, el ejercicio y la investigación en psicología recurren a un seudo pluralismo, ya que parten en principio de una idea que es incompatible con su naturaleza filosófica al considerar a la diversidad de posturas teóricas en la psicología como parcelas de conocimientos separadas en las que no es posible encontrar ninguna continuidad, contigüidad o concatenación. En ese sentido, los planes de estudio se vuelven endogámicos, porque se dedican a formar alumnos que respondan más a las parcelas de conocimiento de la disciplina y a las disputas entre ellas, que a las necesidades de formar competencias para el ejercicio profesional en donde el alumno adopte una actitud que lo dirija a reconocer la posibilidad de que un mismo proceso psicológico pueda ser resuelto de maneras distintas o de que existan diferentes modos de interpretar una misma realidad. A pesar de su aparente pluralismo esta forma de diseñar la enseñanza, el ejercicio y la investigación en psicología sigue manteniendo una visión monoteórica, sólo que ahora se acepta mostrar todas las opciones teórico metodológicas y sacar aquellas que están en el enigmático lugar llamado "currículum oculto" o en el lapidario espacio de la "libertad de cátedra", y exhibirlas en el aparador para que el alumno elija la apariencia que portará en su ejercicio profesional [2].
Aunando a lo anterior, un plan de estudios diseñado a partir de un marco teórico único o bien que pretenda que el alumno elija la corriente teórica-metodológica en la que desea recibir su entrenamiento, conduce inevitablemente a formar profesionales con una visión de túnel, a diferencia de un plan construido con base en la pluralidad, en la que la formación es más holística e integral, ya que en él se cultiva la habilidad de nunca perder de vista las características de las perspectivas teóricas implícitas en el currículum y se tiene la capacidad de identificar los lugares comunes del currículo y aquellos que éste ignora o subordina, además permite comprender la habilidad de determinar la faceta particular de cada lugar común en donde el currículo posee su fortaleza y las facetas en las que el currículo tiene sus debilidades. Con un plan de estudios fundamentado en la pluralidad, el académico y el alumno utiliza los marcos teóricos como herramientas críticas, el primero en el análisis curricular y el segundo en su ejercicio profesional, superando ambos la limitación que presenta cultivar una sola orientación teórica y lo que es más importante no se quedan atrapados en una de ellas.
El camino más adecuado para construir un currículum plural es sumergirse en la planeación educativa y hacer un lado cualquier referencia a las perspectivas teórica de la disciplina que se desea enseñar. En nada ayuda trasladar las disputas entre las diversas visiones teóricas de un campo particular de conocimiento al ámbito de la planeación educativa, lo más conveniente es racionalizar las actividades académicas dentro de una pauta, en donde el proceso de enseñanza aprendizaje del alumno sea visto en la manera de lo posible, por encima de las propias dificultades que tiene la disciplina para conocer su objeto de estudio y cada actividad académica sea determinada en función de los fines que se consideren valiosos y que respondan a cuestiones de ordenación de los diferentes componentes de la estructura lógica propia de la psicología.
En este sentido, la elaboración de un plan de estudios con base al pluralismo requiere un cambio de la racionalidad que hasta el momento se ha usado para planear la enseñanza, el ejercicio y la investigación de la psicología. Tradicionalmente se ha seguido una racionalidad que consiste en mantener un criterio de ordenación curricular que refleja fielmente la forma en que construye la psicología su objeto de estudio. Sin embargo, para obtener un plan de estudios plural es necesario recurrir a otras premisas que justifique coherentemente conforme a leyes lógicas, o bien de acuerdo a normas sociales la nueva racionalidad que fundamente las acciones tomadas en la programación de los contenidos curriculares.
Esta nueva racionalidad parte de varias premisas que se desprenden del campo de la planeación educativa. Una de ellas es una premisa epistemológica que tiene que ver con la manera en que el conocimiento es organizado, puesto que como señala Posner (1999, p. 152), esta premisa proporciona la base lógica no sólo para organizar currículos, sino incluso instituciones educativas completas. La forma como se estructura el conocimiento en la psicología se asemeja en mucho a la clasificación que Aristóteles desarrolló para identificar los propósitos que se plantean cuando se desea estudiar un determinado tema, él dividió el conocimiento sólo en tres clases: la teórica, la práctica y la productiva. Para Aristóteles la teórica se justifica en sí misma y comprende el tema de estudio que es inalterable para los seres humanos. En la clase práctica se busca hacer y se relaciona con asuntos de selección deliberada de conducta. Finalmente, la clase productiva se relaciona con hacer cosas y dar vida a la forma.
Estas tres clases pueden traducirse en el conocimiento actual de la psicología en términos de categoría que guardan una semejanza asombrosa con las clases establecidas por Aristóteles. Actualmente se podría decir que el conocimiento sobre el tema de estudio de la psicología puede clasificarse en teórico, metodológico y aplicado. El primero de ellos tiene que ver con la manera en que la psicología construye conocimiento para explicar sus propios procesos; el segundo, se relaciona con las operaciones necesarias que se deben de llevar a cabo para ponerse en contacto y estudiar los procesos psicológicos; y por último, la tercera categoría se refiere a la manera de hacer uso inteligente de los conceptos teóricos y de las herramientas metodológicas con la finalidad de aplicar los conocimientos adquiridos, que en palabras de Aristóteles sería hacer cosas y dar vida a la forma. A partir de esto, es posible derivar un primer criterio para organizar la enseñanza, el ejercicio y la investigación en psicología que consiste en incluir dentro de su estructura la manera en que se construye el conocimiento en la psicología que comprende la clase teórica, la metodológica y la aplicada.
Otra premisa presente en la nueva racionalidad se fundamenta en la necesidad de dirigir los esfuerzos hacia el establecimiento de competencias en los alumnos relacionadas con las áreas de ejercicio profesional y las áreas de conocimiento de la disciplina, -como se observa en la figura 2-, en lugar de diseñar la enseñanza, el ejercicio y la investigación en psicología en función de corrientes teórico metodológicas de la disciplina. En esta visión, la ruptura epistemológica se traslada, de los enfoques teóricos metodológicos hacia los campos de ejercicio profesional y hacia las áreas de conocimiento de la psicología, con lo que se garantiza que el alumno adquiera una visión plural y pueda identificar la continuidad, la contigüidad y la concatenación en que se desarrollan los distintos enfoques teóricos. Con la adopción de esta alternativa se busca que el alumno encuentre por sí mismo, los límites espaciales y temporales en donde las teorías se tocan, ya sea a través de relaciones de causalidad o de condicionalidad, de contigüidad o semejanza, de continuidad o oposición, de concatenación o contradicción, etcétera.
Llevar a cabo lo anterior representa un gran reto, puesto que tradicionalmente en la planeación de educación superior se ha trazado una dicotomía entre las necesidad que tiene el individuo de insertarse en el ámbito laboral para ejercer su profesión y la necesidad que tiene la propia disciplina de seguirse desarrollando. En esta aparente disyuntiva, el peso se ha inclinado hacia prestarle mayor atención al diseño de planes de estudio que incorporen los principales campos de desarrollo teórico-metodológicos de la disciplina -como se presentó en la figura 1-, relegando a un segundo término a las necesidades que tiene la sociedad del profesional de esa disciplina. Como resultado de esto, la mayoría de las experiencias académicas de los alumnos dentro de un currículo se programan para brindarle un panorama de la forma en que se ha ido desarrollando teóricamente la disciplina y se olvidan de establecer competencias en los alumnos que les permitan desarrollarse eficientemente en su ejercicio profesional. En esta tendencia de actuar existe la creencia de que diseñar un plan de estudio basado en competencias obstaculiza el desarrollo de cualquier disciplina; sin embargo, esto no es así, puesto que dirigir la formación de los alumnos para establecerles competencias que les permitan desarrollarse más eficientemente en el mercado laboral, en nada detiene u obstruye el avance teórico metodológico de la disciplina.
De acuerdo con esto, es necesario dejar atrás la formación profesional basada en monoteorías o multiteorías que no tienen ningún contacto con el campo profesional en donde se desenvuelve el egresado. Es decir, abandonar la visión endogámica que produce un círculo educativo que se alimenta a sí mismo, desdeñando las condiciones que la sociedad impone a los profesionales de la psicología. Seguir esta acción tendría la ventaja de identificar los caminos que se deben seguir para lograr una vida profesional exitosa y además permitiría diseñar planes de estudio en los que se contemplara enseñar cuál ha sido el desarrollo de la disciplina, cómo ha evolucionado el campo laboral e integrar experiencias laborales.
En la nueva racionalidad es importante incluir también los principios de flexibilidad y movilidad estudiantil, que permita a los alumnos diseñar su propia trayectoria escolar no solamente dentro de su formación curricular institucional, sino que puedan traspasar las fronteras de sus institución de adscripción e incorporarse en otros espacios educativos nacionales y del extranjero para seguir recibiendo su formación profesional. Este principio tendría como propósito incrementar el capital social y humano de los alumnos que en última instancia vendría a contribuir con su bienestar personal y familiar.
Una última premisa de esta nueva racionalidad que es necesario seguir en la planeación de un currículo se relaciona con el diseño de espacios de enseñanza adecuados para establecer en los alumnos competencias relacionadas con el ejercicio profesional en los ámbitos de servicio, investigación y docencia, a través de estancias en los escenarios de ejercicio profesional y de investigación de la psicología, en las que se le brinde al alumno las experiencias de aprendizaje que le sirvan para tender las vías de comunicación necesarias y suficientes entre los escenarios de la vida real y los contextos de enseñanza que establece la Universidad. Estas estancias deberían de adoptar la forma de un conjunto integrado de practicas a realizar en centros universitarios o vinculados a la Universidad por compromisos, acuerdos, pactos o convenios que pongan en contacto a los estudiantes con los problemas del ejercicio profesional y de la investigación de la psicología. En el ámbito de servicio se buscaría que el alumno adquiriera competencias que le permitirán brindar un servicio profesional de alta calidad en la sociedad. En el ámbito de investigación, se buscaría con las competencias establecidas en ese escenario educativo, que el alumno escale en su formación al incursionar en estudios de posgrado en donde tendrá la posibilidad de formarse como investigador. Con el establecimiento de competencias docentes se pretendería que los alumnos adquieran habilidades para la enseñanza sistemática de la psicología.
Esta nueva racionalidad derivada del principios de pluralidad se podría incorporar a la enseñanza, el ejercicio y la investigación en psicología llevando a cabo en los planes de estudio de la licenciatura en psicología varias acciones. Una primera medida sería alejarse de toda visión monoteórica o múltiteórica y dirigir todos sus esfuerzos a fomentar una educación basada en competencias que se pueden ejercer en áreas de conocimiento de la disciplina y en áreas de experiencia profesional. Posteriormente, diseñar una estructura flexible con la finalidad de propiciar la movilidad estudiantil entre espacios de profundización. Enseguida sería adoptar por una enseñanza modular en donde se integren los conocimientos teóricos, metodológicos y aplicados de la psicología. A partir de esos elementos es posible construir un modelo instruccional constituido por varias dimensiones de agrupamiento que toman en consideración la forma en que se construye el conocimiento científico. Igualmente, elaborar otra dimensión sólo que ésta tendría que ver con la ordenación de los agrupamientos y de ordenamiento. Por último, diseñar la experiencia curricular para que los alumnos adquirieran competencias profesionales en servicio, investigación y docencia. La manera detallada de cómo se podría llevar a cabo lo anterior se explicitara en un siguiente artículo, en donde se presentará el modelo instruccional que organiza todas las actividades académicas de este plan de estudios.
Referencias Bibliográficas
Asociación de Universidades e Institutos de Enseñanza Superior (1999). La Educación Superior en el Siglo XXI. Líneas estratégicas de desarrollo . México: Editado por la ANUIES.
Bunge, M. (1989). La investigación científica . Barcelona. Ariel Methodos.
Hegel. G. (1993). Fenomenología del espíritu . México: Fondo de Cultura Económica. Novena reimpresión.
Hempel, C. G. (1984). Filosofía de la ciencia natural . España: Alianza Universidad.
Hume, D. (1992). Tratado de la naturaleza humana . Editorial Porrúa: México. Tercera Edición, p. 65.
Kuhn, T, (1992). La estructura de las revoluciones científicas . México: Fondo de Cultura Económica. Novena reimpresión.
Lefebvre, H. (1986). Lógica forma, lógica dialéctica. México: Siglo Veintiuno Editores.
Mares, C. M. G. y Tena, G. O. (1996). La enseñanza de la psicología en licenciatura. Propuesta de cambio curricular en la ENEP-Iztacala . Trabajo presentado en el Primer Encuentro hacia la Integración de Propuestas de Cambio Curricular. FES-Iztacala, UNAM.
Miller, G. A. (1992). The constitutive problem of psychology. En S. Koch y D. E. Leary (Eds.). A century of psychology as science . Washigton, D.C.: American Psychological Association.
Posner, G, J, (1999). Análisis de currículo . México. McGrawHill.
--------------------------------------------------------------------------------
[1] Es inevitable que se presenten tarde o temprano dificultades relacionadas con el cuestionamiento al enfoque teórico que sustenta a dichos planes de estudio; para la comunidad de psicología de la FES-Iztacala, esas dificultades se presentaron más temprano que tarde, ya que apenas habiendo transcurrido tres años de su implantación comenzaron a manifestarse los primeros brotes de inquietud entre los estudiantes y los profesores relacionados con ciertos aspectos curriculares que en poco tiempo llegaron a desbordarse y en su pasión arrasaron con todos los elementos que daban soporte al curriculum. Las modificaciones a los planteamientos originales no tardaron en aparecer, diversificándose la formar de enseñar la psicología, originándose la adopción de posiciones teórico-metodológicas muy disímbolas y sin ninguna conexión. <<arriba
[2] Permitáseme hacer una disgresión personal por primera vez a lo largo de todo este escrito, y que aproveche la ocasión para justificarme por qué usé esos términos tan misteriosos. Con currículum oculto no quise referirme a las experiencias académicas que sólo pueden ser descubiertas por aquellos expertos o iniciados formados en el exótico arte de la planeación educativa y que tienen una segunda vista en el sentido de estar iluminados en una forma superior del saber, sino por la enseñanza que vive el alumno y los profesores cada día y que está muy alejado de lo que nosotros, los que diseñamos las experiencias educativas no logramos captar la riqueza de esas vivencias. Por otro lado, el término de libertad de cátedra es un principio irrenunciable, pero por el carácter anarquista que ha adquirido es una tumba para todo pensamiento diferente que no quiere abrazar el mundo el solo y que quiere brindar su pequeña e insignificante mano para unir voluntades. <<Arriba